Después de un par de fines de semana sin tocar la bicicleta, decidí buscarme a un amiguete para dar un paseito tranquilo por la ciudad y quitarme el mono que arrastraba... ¡¡y tomar unos botellines helados!!
La ruta aunque no puede compararse ni en kilómetros ni en dureza con una en plena sierra, estuvo bien gracias a la buena compañía y las vistas, en especial las de calle Betis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario